El Calendario Maya


Indice
Calendarios: por qué, para qué, cómo?
Ciclos, ciclos, ciclos
    El Tzol'kin
    El Haab
    La Cuenta Larga
    La Madre de todos los Calendarios
    La Precisión del Calendario Maya

La cuestión de los calendarios es esencial en las profecias de 2012: el Fin de un Ciclo es esperado con una enorme ansiedad. Entonces, para comprender la razón de estas profecías debemos entender el calendario Maya, y, en general, todos los calendarios. Comenzamos así con una introducción a los diferentes sistemas cronológicos para terminar con el calendario mesoamericano precolombino.

Calendarios: por qué, para qué, cómo?

Dice el Diccionario de la Lengua Española, elaborado por la Real Academia Española, que un Calendario es un sistema de representación del paso de los días, agrupados en unidades superiores, como semanas, meses, años, etc. Presiento, sin embargo, que esta definición está muy influenciada por el Calendario gregoriano que rige actualmente en casi todo el mundo. Considerado de la forma más general posible, creo que un calendario es un sistema para medir el paso del tiempo. Como todo sistema de medida debe contar con una unidad, con múltiplos y submúltiplos de esta. Los calendarios existen desde el albor de la humanidad y desconocemos casi completamente el origen de ellos. Los miles de años que transcurrieron desde que fueron concebidos los han ido alterando y hoy todo nos resulta natural, aunque el conjunto de reglas que los rige pueda ser sumamente arbitrario. Parte de la fascinación que tienen los calendarios está en estas arbitrariedades. Por qué hay meses de 30, de 31 y hasta de 28 días? Por qué la semana tiene 7 días? De donde viene el nombre de los meses? Algunas de las preguntas que no tienen necesariamente una respuesta lógica o conocida. Parte del charme de un calendario viene también de su dimensión simbólica: Domingo es el Día del Señor, Shabbatt es el día del descanso, etc, etc.

Pero no todo es o puede ser arbitrario en un calendario. Si uno intentara trazar una línea lógica, considerando las herramientas disponibles cuando aparecieron los primeros, podríamos decir que la unidad de medida debe ser el día, o sea, el intervalo de tiempo entre dos apariciones del Sol por el Oriente (amanecer). El calendario más simple sería entonces aquel que sólo contabilizara el paso de los días, en la forma de una cuenta interminable a la manera de un náufrago en una isla abandonada. Pero el hecho de que sea el día nuestra unidad de medida, nos revela que estamos interesados en los fenómenos astronómicos. Además del Sol, vemos pasar por encima de nuestras cabezas un sinnúmero de astros, desde la Luna, hasta pequeñas estrellas y pálidas regiones nebulosas. La curiosidad, la necesidad o ambas pueden llevarnos a cuestionar si existe alguna relación entre el día y el lapso que demora la Luna en pasar de su forma redonda hasta desaparecer completamente. También el Sol parece poseer un ciclo que se repite y que se relaciona con el clima, con la duración relativa del período nocturno y diurno y otros fenómenos más. Entonces es natural buscar los múltiplos de la unidad día, que en nuestro calendario se llaman: semana, mes y año. Esta elección, aunque útil, no es necesaria. Muchas otras podrían haberse considerado.

Y cuales son los submúltiplos de nuestro calendario? Aún a riesgo de ser calificado de incorrecto, en mi concepción de calendario, la división del día en intervalos menores, es parte de él. En nuestra sociedad moderna, se trata de las horas, minutos y segundos. Pero en el pasado remoto podía ser algo tan simple y vago como Mañana, Tarde y Noche. Según Umberto Eco (en El Nombre de la Rosa y citando a E. Schneider en Les heures bénédictines) en la Edad media el día era dividido en Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas y Completas.

Volvamos por ahora a los múltiplos del día. El sistema métrico fue creado para facilitar los cálculos de las medidas de distancia, peso, etc. Por ese motivo, después de elegirse un patrón de unidad, los múltiplos y submúltiplos son derivados a partir de éste, multiplicando o diviendo por 10. Nada impide entonces crear una semana de 10 días, un mes de 100 un año de 1000. Sin embargo por motivos que apenas podemos sospechar, desde el origen se buscó armonizar (o encontrar la armonía) entre períodos de diferentes astros.

No es acaso el día un ciclo? El Sol sale por el Este, marcha hacia el Norte (en el hemisferio sur) y se esconde por el Oeste en una repetición sin fin. Pero el Sol no sale exactamente por el mismo punto cada día. Lentamente, cada mañana, su lugar de aparición irá corriéndose hacia el Sur, hasta que un día, que relacionaremos con la temporada de clima cálido y noches breves (en el hemisferio Sur), detendrá esta marcha y la revertirá. El período diurno irá tornándose cada vez más corto, volverá el frío, y el Sol saldrá desde un punto cada vez más próximo del Norte. También percibiremos que no se eleva tanto en el cielo. La marcha del Orto hacia el Norte se detendrá también un día, aquel cuya noche es la más prolongada, y comenzará a andar en el sentido inverso, hacia el Sur. Si contamos los días transcurridos entre dos aproximaciones al Sur (hoy reciben el nombre de solsticios) habremos contado 365 días y a este lapso llamamos de año. Y aquí encontramos un problema, 365 es divisible sólo por 5 y 73 que es un número primo. El segundo problema es que, medidas más precisas (para ello necesitamos de muchos años de observación o instrumentos especializados) nos muestran que el número 365 no es completamente correcto, y que debemos agregarle una fracción. Hoy en día el valor promedio del año trópico es 365,2422 días.

De la misma forma podemos contar el intervalo de tiempo que demora la Luna en presentar las diferentes caras (fases) y nuevamente descubrimos que es casi 30 días, más precisamente 29,53059. Siendo el Sol y la Luna los astros más brillantes, podemos intentar armonizar en un único calendario ambos ciclos. Podemos, por ejemplo, considerar que el año tiene 365 días y el ciclo lunar 30. Pero 365 no es múltiplo de 30 y por eso debemos encontrar alguna solución ad hoc, como agregar 5 días al final del año. También podemos distribuirlos a lo largo del año, solución del calendario gregoriano. (Cinco meses de 31 días, los otros dos corresponden a los dos días robados de febrero, compensado a medias con el bisiesto.)

El calendario gregoriano deriva de una tradición de calendarios que prestó mayor atención a los movimientos solares de forma a que el pasaje del Sol por ciertas zonas del cielo se diera aproximadamente en los mismos períodos calendáricos. Como división intermedia entre año y día, adoptó las fases de la Luna de una manera bastante irregular al punto que nuestro mes de 30,41 días en promedio está completamente desfasado de los movimientos lunares. La semana parece un pálido recuerdo de que cada fase lunar dura unos 7 días, aunque otras razones pueden estar por detrás de esta elección.

Por qué el Sol es tan importante en el calendario gregoriano? La respuesta que parece más lógica es que con ese calendario se buscaba un dominio de la agricultura y ganaderia, o sea del clima que depende de las estaciones anuales definidas por la posición del Sol en el cielo. Dentro de esta tradición agrícola la precisión necesaria de un calendario muy bien puede ser de una semana, por lo tanto si definimos un calendario con precisión de un día, podremos sentirnos más que satisfechos. Un calendario de 365 ya tiene precisión de un día. El problema es que el error se acumula si no es corregido y al cabo de 4 años suma un día. Es decir, en 400 años habrá acumulado una diferencia de 100 días, y las estaciones ocurrirán en los meses que previamente correspondían a otras estaciones. Enero será el mes de la primavera y recién en marzo tendremos el verano (hemisferio sur). El calendario juliano (encargado por el emperador romano Julio César) mejoraba drásticamente esta situación, al tener una duración promedio de 365,25 días, acumulando apenas un día de error en 100 años. Serían necesarios 10.000 años para un desfasaje completo de las estaciones. Sin embargo en 1582 el Papa Gregorio XIII estableció el nuevo calendario, con duración promedio del año de 365,2425 días acumulando una diferencia de 1 día cada 3333 años. Ese es, desde hace más de 400 años, nuestro calendario.

Podemos hacer un calendario más preciso? La respuesta es que ya tenemos un calendario más preciso. Nuevamente me refiero con calendario a la capacidad de contabilizar el tiempo y prever los hechos astronómicos futuros. Nuestro calendario actual tiene la precisión de millonésimos de segundo y es capaz de calcular la posición de todos los planetas del cielo con anticipación de decenas de años, incluyendo los temidos eclipses. En cierta forma ya es parte de nuestro día a día aunque no lo percibamos. Teléfonos celulares utilizan el tiempo determinado por satélites y radiotelescopios. Muchas veces a fin de año, nos enteramos que se corregido la hora en un segundo. Ya no nos preocupamos más por encontrar los ciclos que son múltiplos de otros ciclos, porque desarrollamos una matemática que con enorme precisión y poco esfuerzo, puede encontrar los resultados buscados.

Mientras tanto, el calendario gregoriano de cada día, se ha convertido más en un hábito relacionado con nuestras tareas y obligaciones. Cómo redefinir la semana laboral? Aceptaríamos recibir el salario en un período diferente a 30 días? Y las vacaciones de un mes? La arbitrariedad del día de 24 horas, la hora de 60 minutos y el minuto de 60 segundos, ya no espanta a nadie. Cómo sería trabajar 6 horas diarias, en un día de 20 horas en total? La verdad es que ya estamos acostumbrados, y este calendario tiene la exactitud que nuestras actividades diarias precisan. Si no lo hemos cambiado es, simplemente, porque no nos hace falta.

Y por último, no podemos olvidar el costado simbólico, religioso de los calendarios. Solamente en occidente conviven tres completamente diferentes: el cristiano, el judio y el musulmán. Aunque por cuestiones prácticas en todo el mundo la referencia es el calendario gregoriano, cada grupo étnico, cada cultura o civilización, tiene uno que considera más adecuado a sus creencias.

Ciclos, ciclos, ciclos

De todos los calendarios de la antigüedad, el Calendario Maya es el más complicado. Por ese motivo y porque sus creadores desaparecieron incluso antes de la llegada de Colón y sus hombres a América, tenemos un conocimiento inclompleto de él, los debates se suceden y las interpretaciones libres abundan. En primer lugar no se puede hablar de un calendario, sino de varios, cada uno con una dinámica diferente, y probablemente con una función diferente. Sin embargo, estos calendarios estaban integrados. Vamos aver cada uno de ellos por separado

El Tzol'kin

El calendario básico maya consiste en la sucesión sin fin de un ciclo de apenas 260 días llamado Tzol'kin, los mexicas, (aztecas en español), lo llamaron Tonalpohualli, siendo la primera inscripción que se conoce del año 600 AC, en las ruinas de San José Mogote (cerca de la ciudad de Oaxaca, sur de México). El esquema de este corto calendario es muy curioso. Cada día recibe un número de 1 a 13 y un nombre tomado de la lista siguiente: Imix, Ik, Ak'bal, Kan, Chikchán, Kimi, Manik', Lamat, Muluc, Ok, Chuen, Eb, Ben, Ix, Men, Kib, Kabán, Etz'nab, Kauac, Ahau. La sucesión de los días entonces será así:
1 Imix 2 Ik' 3 Ak'bal 4 K'an 5 Chikchán
6 Kimi 7 Manik' 8 Lamat 9 Muluc 10 Ok
11 Chuen 12 Eb 13 Ben 1 Ix 2 Men
3 Kib 4 Kabán 5 Etz'nab 6 Kauac 7 Ahau
8 Imix 9 Ik ... ... ...
... ... ... ... ...
9 Kib 10 Kaban 11 Etz'nab 12 Kauak 13 Ahau
La secuencia continua hasta que se agoten las combinaciones posibles de los 13 números y 20 nombres. Como 13 y 20 son número coprimos (sin divisores comunes), la serie se repite entonces al cabo de
20 x 13 = 260 días

siendo 13 Ahau el último día recomenzando con 1 Imix.

Los arqueólogos debaten hace décadas el origen de este ciclo. Uno de los motivos sugeridos se relaciona con Venus. La órbita de este planeta queda dividida en dos lapsos de 263 días cada uno, con otros 58 días en que queda invisible desde la Tierra. El diagrama de abajo ayuda a entender.
Esquema que representa la órbita de Venus (pequeño círculo gris) respecto de la Tierra (círculo azul), aquí colocada en reposo por simplicidad. Los números indican el número de días que demora Venus en recorrer cada trecho. Cuando Venus está muy próximo del Sol (círculo amarillo) no es visible.

Sería sin embargo una falta de respeto a los mayas que fueron tan grandes astrónomos pensar que habrían errado por tres días. Otra idea sugiere que en la latitud de Copán (14° 57′ N) la trayectoria del Sol puede dividirse en dos períodos, uno de los cuales, mientras está al Norte del Cénit, tiene una duración de 260 días y el siguiente, mientras el Sol permanece al Sur del Cénit, de 105. Estos dos períodos tienen relación con las temporadas larga y corta de siembra que aun son utilizadas por los agricultores de la región. Sin embargo el Tzol'kin fue establecido antes de la fundación de Copán. Por último, una idea muy difundida es que 260 días corresponde aproximadamente al tiempo de gestación del ser humano. En apoyo de esta teoría, se sabe que los mayas elegían el nombre de sus hijos usando el Tzol'kin. Existen muchas otras especulaciones con respecto al calendario, pero más allá de las controversias, me parece importante remarcar que en el Tzol'kin aparecen dos números clave en los calendarios mayas: 20 y 13. El Tzol'kin continua siendo vigente en algunos lugares de Guatemala. Sabemos que él tiene una carga simbólica muy fuerte, ya que indica los momentos propicios para algunas actividades, como por ejemplo pedir la mano de una mujer.

El Haab

El segundo calendario maya tiene una duración de 365 días, muy parecido con el año trópico solar (365,2422). Está formado por 18 meses de 20 días cada uno (360 días) y al final una semana de 5 días llamados uayeb para completar los 365. El nombre de los meses está en la siguiente tabla (de izquierda a derecha, de arriba a abajo)

Pop Uo Sip Sot Sek
Xul Yax'kin Mol Ch'en Yax
Sak Keh Mak Kan'kin Muuan
Pax K'ayab Kumk'u


Este calendario se parece al nuestro porque cada día es nombrado por un número de 0 a 19 y el mes: 0 Pop, 1 Pop, 2 Pop,.... 19 Pop, 1 Uo, 2 Uo, 3 Uo.... A pesar de que la duración del Haab corresponde aproximadamente al año solar, no sabemos que los mayas hayan intentado mantenerlo sincronizado. Recordemos que como el año solar trópico no es un múltiplo exacto de días, la diferencia se va acumulando constantemente. En nuestros calendarios usamos los años bisiestos para corregirla. No existen evidencias de que los mayas hayan hecho algo parecido. De esta forma el Haab acaba siendo algo así como para nosotros el mes, cuya duración de 30 días se relaciona con las fases lunares, aunque no mantiene ninguna coherencia con ellas. (El calendario musulmán, por ejemplo, es un calendario lunar, los meses comienzan en luna nueva.)

La Rueda Calendárica

Los mayas combinaron el Tzol'kin y el Haab para crear un nuevo calendario de mayor duración. Tomando la fecha de un día de cada calendario, como por ejemplo:

13 Ahau 18 Kumk'u


se necesitan 4 símbolos para representar un día. Como el mínimo común múltiplo entre 260 (duración del Tzol'kin) y 365 (duración del Haab) es 18.980, este es el número de días en que los nombres de la Rueda Calendárica son diferentes y después comienzan a repetirse. Este número corresponde exactamente a 52 años del Haab, o 51 años y 353 días solares aproximadamente. Los mayas y principalmente los aztezas, daban una importancia trascendental a este período. Creían que cada vez que llegaba a su fin, debían renovar el contrato con los Dioses que les permitían (o no) continuar existiendo. Grandes temores afloraban en esa época y luego, con la llegada del Año Nuevo inmensas celebraciones y felicidad.

La Cuenta Larga

La Cuenta Larga es un calendario único en su tipo aunque en principio sólo significa la enumeración, uno atrás de otro, del numero cardinal del día, a partir de un día cero. Expresado de forma sencilla y en nuestro sistema decimal, si definimos al 1 de enero del año 1 (1/1/1) como el día cero, los días siguientes serán 1, 2, 3, 4, 5,...... 734.053 (éste último representa el día 8 de octubre de 2010, día en que estoy escribiendo estas notas.) Los indios mesoamericanos desarrollaron un sistema de numeración robusto que les permitía escribir números muy grandes. Este sistema tenía una base vigesimal (20) a diferencia del nuestro que es decimal (10). Existen dudas, sin embargo, si el sistema era utilizado también para el comercio. Aunque tenemos suficientes pruebas de que sí fue utilizado en el calendario, con una ligera modificación comentada a seguir. La unidad del sistema era, como en todo calendario, el día, que los mayas llamaron kin, numerándolos de 0 a 19. Veinte kines formaban un uinal. Supongamos que queremos decir el día 45,
45 = 2 x 20 + 5 = 2 uinal 5 kin = 2.5

La última forma es como abreviamos ahora la numeración maya, el punto debe entenderse como un delimitador. Ellos utilizaban dos tipos de símbolos: puntos, que representan unidades, y rayas, que representan 5 unidades. El cero tenía un símbolo propio parecido a una concha.
Números mayas del 0 al 19. También tuvieron diferentes símbolos, parecidos a rostros humanos o animales, para representar estos números.


Los uinales eran agrupados en conjuntos de 18, rompiendo entonces el esquema vigesimal y este conjunto era llamado tun. Por qué 18 y no 20? Porque
1 tun = 18 uinales = 18 x 20 kines = 360 kines = 360 días

un número muy próximo del año trópico solar y del Haab. La sucesión sigue agrupando 20 tunes para obtener un katún. Por último, el conjunto de 20 katunes forma un baktún. La tabla de abajo permite ver la sucesión anterior
1 día 1 kin
1 uinal 20 kines
1 tun 18 uinales 360 kines
1 katún 20 tunes 7.200 kines
1 baktún 20 katunes 144.000 kines
Lo más parecido a la Cuenta Larga en nuestra cultura es un sistema calendárico usado por los astrónomos y llamado
Día Juliano, inventado por Joseph Scaliger en 1582, representa al número de días transcurridos desde el 1ro de enero de 4713 AC, incorporando decimales para llevar en cuenta la fracción del día. Por ejemplo en el momento de escribir estas líneas
9 de octubre de 2010, 4:54 PM = 2.455.479,2041666512

Así como nuestro sistema tiene nombres para las potencias de 10 como miles, millones, billones, trillones, etc, el sistema maya podía continuar indefinidamente a condición de que siguieran inventando nombres para las potencias de 20 superiores. De hecho algunos autores afirman que los mayas contaban con potencias superiores al baktun como el piktun (20 baktunes), el kalabtun (20 piktunes) y el kinchiltun (20 kalabtunes). Sin embargo, en lo que se refiere a la Cuenta Larga, ellos decidieron parar en 13 baktunes o sea, 1.872.000 días, que representan 5.125 años y 133 días. Y nuevamente, como en el Tzol'kin, encontramos al número trece. Al cabo de ese lapso el Universo sería destruido y uno nuevo volvería a comenzar. Y esto, según algunos profetas, ocurrirá en 2012.

La Madre de todos los Calendarios

Finalmente, la descripción de un día determinado en el calendario Maya era dada simultaneamente por la fecha de la Cuenta Larga, la del Tzol'kin y la del Haab. Por ejemplo, el día de hoy es:
12.19.17.13.14 4 Ix 7 Yax

siendo necesarios 9 símbolos diferentes. Durante el Período Clásico Tardío (600 - 800 DC) los mayas comenzaron a adoptar formas abreviadas de datación. A la llegada de los españoles a la península de Yucatán (período post-clásico), solamente se registraban las cuentas de los katunes (llamada cuenta corta), lo que permitía escribir con precisión fechas dentro de un lapso de 256 años. Para poder correlacionar la cuenta larga con el calendario gregoriano debemos encontrar por lo menos una fecha expresada en ambos. Pero por lo dicho antes esto no ocurrió, y entonces se han utilizado fechas de la Cuenta Corta, que son intrinsecamente limitadas en su extensión. El radiocarbono permite también obtener algunas correlaciones más, al datar antiguos monumentos fechados con la cuenta larga, aunque su precisión no es muy grande. Otros autores han intentado usar eventos astronómicos registrados en estelas, como eclipses o posiciones particulares de los planetas. El trabajo es arduo y obliga a combinar una multitud de diferentes resultados para minimizar los posibles errores. En la práctica no se encuentra una única correlación totalmente coherente, dando siempre margen a diferencias entre distintas fechas. Actualmente la correlación de Goodman, Martínez y Thompson, abreviada con la sigla GMT, es la más aceptada. Los mayanistas acostumbran utilizar una constante para correlacionar los calendarios, esta constante es la diferencia en días entre el origen del Día Juliano (que describimos arriba) y el de la Cuenta Larga. En la siguiente tabla resumo las diferentes correlaciones compendiadas a partir del libro de Anthony Aveni (ver en la bibliografía) y el site de
Andreas Fuls, junto con las fechas de inicio (0.0.0.0.0) y fin (13.0.0.0.0) de la Cuenta Larga que yo mismo calculé utilizando los programas desarrollados por Ivan Van Laningham.
AutorValor 0.0.0.0.013.0.0.0.0
Smiley48269926 Jun 3392 AC5 Nov 1734
Makemson48913811 Feb 3374 AC22 Jun 1752
Spinden48938415 Oct 3374 AC23 Feb 1753
GMT*58428513 Ago 3114 AC23 Dic 2012
Böhm 622261 4 Ago 3010 AC14 Dic 2116
Kreichgauer62692714 May 2997 AC 23 Sep 2129
Wells, Fuls66020827 Jun 2906 AC 6 Nov 2220
Hochleitner67462522 Dic 2868 AC 3 May 2259
Escalona Ramos67910827 Mar 2874 AC5 Ago 2272
Weitzel7740783 Abr 2594 AC12 Ago 2532
*Otro valor frecuentemente citado de GMT es 584283. Con este valor 13.0.0.0.0 es el 21 de diciembre de 2012.
Puede verse que la dispersión entre posibles fechas para el fin de la Cuenta Larga es de casi 797 años. Aunque GMT es la correlación más aceptada (y ya cuenta con 80 años de antigüedad) ni ella misma está excenta de controversias. En primer lugar los tres autores determinaron independientemente diferentes valores: Thompson dió 584285, Goodman 584280 y Martínez 584281, valores que fueron unificados en 584283. Con esta correlación se obtiene que 13.0.0.0.0 será el 21 de diciembre de 2012, aunque no es la más aceptada entre los mayanistas.

La contorversia es muy amplia. Y tal vez sea una simplificación suponer que hubo una única Cuenta Larga. Hay que entender que los mayas no llegaron a formar un país en el sentido moderno. Podemos decir mejor que se trataba de Ciudades Estado (al estilo griego clásico) que florecieron en diferentes épocas, algunas predominando y hasta imponiéndose a otras (hecho que supo explotar a su favor H. Cortez) y que heredaban un cierto conjunto de valores, tradiciones y conocimientos, pero que los modificaban conforme a reglas locales. Vista así la historia maya, se puede suponer que haya habido diferentes orígenes calendáricos. Hay casos conocidos de cambios a lo largo de la historia. Por ejemplo la escritura. Suponer que el conjunto de símbolos fue siempre el mismo en las distintas etapas de la historia maya atrasó su comprensión que, por otra parte, aún es incompleta: la mayor parte de los grabados de las épocas preclásicas se encuentran sin descifrar.

Podemos explicar el problema colocándolo de una forma más próxima. En Occidente conviven tres calendarios muy diferentes como ya dijimos, lo cual puede crear bastantes complicaciones para un futuro arqueólogo. Pero si nos centramos apenas en el cristiano, vemos que este sufrió un cambio importante en octubre de 1582. Normalmente, las fechas anteriores a la reforma gregoriana, se encuentran especificadas en el calendario juliano. Para un historiador del futuro que no conociese las diferencias, esto podría crear algunas inconsistencias. Pero la situación es peor si consideramos que los diferentes países fueron adoptando el calendario gregoriano en diferentes épocas. El Reino Unido en 1752. Los estados que formaron la Unión Soviética, depués de la Revolución Bolchevique. Grecia, a la caída de la monarquía en pleno sigo XX. China también se sumó hace poco. Sin dudas, la co-exitencia de diferentes formas de marcar el tiempo creará mucha confusión a nuestro historiador del futuro.

Y ya que estamos hablando de calendarios pasados, aclaro que las fechas de inicio del calendario maya de la tabla de arriba están escritas en el Calendario Proléptico Gregoriano, es decir, en una extensión hacia el pasado del Calendario Gregoriano, antes de su entrada en vigencia el 14 de octubre de 1582. El futuro arqueólogo tendrá muchas complicaciones para entender nuestro sistema, sin ninguna duda. Mutatis mutandis no es difícil de comprender los problemas que tenemos para decifrar el Calendario Maya.

La Precisión del Calendario Maya

Un tema recurrente es la precisión del calendario maya. Por lo expuesto antes, no existe ninguna evidencia de que los mayas hubiesen intentado mantener coordinado alguno de sus calendarios con el Sol (tampoco con la Luna ya que sus meses eran de 20 días). Sin embargo no es necesario ser un astrónomo experto para darse cuenta que un calendario de 365 días lentamente se va desfasando del calendario natural. Con un error de 1 día cada 4 años, en 500 años, una fecha del calendario Haab cambiaría de estación. Los mayas deben haberlo notado, pero no parece que les preocupara.

Por otro lado muchos arqueólogos afirman que hay evidencias de que los mayas midieron el período sinódico de la Luna (mes lunar) con una gran precisión. Es lógico pensar que si lo consiguieron con la Luna, debieran haberlo conseguido con el Sol. Pero lo cierto es que aquí entramos en el terreno de las conjeturas y especulaciones. John E. Teeple (1874 - 1931), un ingeniero químico que se dedicó con pasión al estudio de las culturas mesoamericanas y en particular dio un gran impulso al deciframiento de los jeroglíficos que permitió comprender el calendario, utiliza (sin demostrar según H. Thurston) la relación
149 lunaciones ≡ 4.440 días ,

obtenida en Copán; lo que significa un mes lunar promedio de 29,5302 días. Thurston, por su parte, obtiene una relación un poco diferente en inscripciones de Palenque
81 meses ≡ 2.392 días ,

o un promedio de 29,5309 días. Según la astronomía moderna, el mes lunar tiene una duración promedio de 29,530588 días. Luego, cualquiera de los dos resultados parece excelente.

De la misma forma, los arqueastrónomos se lanzaron a la búsqueda de la piedra de Rosetta que permita saber la duración del año solar trópico según los mayas. Teeple afirma haber encontrado esta relación en una inscripción de Palenque, y según sus cálculos, un año trópico eqivale a 365,2420 días, muy próximo al valor astronómico actual de 365,2422 y mejor que el del calendario Gregoriano de 365,2425. La afirmación de Teeple, realizada en las primeras décadas del siglo XX desató un frenesí de nuevas búsquedas. La fiebre parece haberse frenado sin que un consenso se haya conseguido.

Resulta en cualquier caso un poco confuso tal grado de precisión cuando sólo se conocen los números enteros, sin fracciones. Qué sentido tiene para los mayas 0,002 días al año de error? Una diferencia que se manifiesta como un día en 5.000 años. Y ocurre que en 5.000 años la órbita de la Tierra no será la misma: la Tierra se está frenando por culpa de su interacción con la Luna. En ese mismo período habrá perdido alrededor de un día según hacen constar Gordon Moyer y Charles Kluepffel (ver referencias abajo). Por ese motivo muchos astrónomos han declinado de alterar el calendario Gregorino cuya imprecisión aparece a los 3.333 años. En algún momento del futuro deberemos hacer una corrección ad hoc, como a veces se adiciona un segundo (el leap second).

Ahora bien, si los mayas sólo podían percibir la acumulación de una diferencia de un día (recuerden que no tenían fracciones, tampoco conocemos que hayan dividido al día en horas), una precisión de 1 día en 5.000 años, creo que sólo puede ocurrir por azar. Hoy me parece claro que muchas de las conclusiones sobre el conocimiento astronómico maya están influidas por nuestros propios conocimientos. Si esta suerte de polución intelectual es aplicable a la arqueología como un todo, es más común en la arqueoastronomía, dsiciplina que floreció en los años 50 a 90 del siglo pasado pero que fue perdiendo poco a poco impulso, viendo que sus especulaciones no encontraban apoyo en nuevos descubrimientos.

A modo de colofón. Por intermedio de un amigo mexicano, supe que algunas comunidades mayas modernas celebran un año bisiesto adicionando un sexto Uayeb cada cuatro años. Aunque la noticia es interesante, debe ser tomada con calma. Aunque aislados, los mayas ya llevan 500 años de alguna convivencia con la cultura europea. Hasta donde pude indagar en la biblografía sobre os mayas, no hay registros escritos del este sexto Uayeb antes de la llegada de los españoles a México.

Bibliografia

A continuación una lista de libros y artículos que fueron consultados para escribir este capítulo.

Aveni, A. F.,Observadores del cielo en el México antiguo, Fondo de Cultura Económica (México), ISBN: 0-2927-7557-1 (1980)
Fuls, A.,Archästronomie, http://www.archaeoastronomie.de, consultado el 9 de octubre de 2010
Kluepffel, Ch., How Accurate Is the Gregorian Calendar?, Sky and Telescope, Nov. 1982, vol 64, Nº5.
Moyer, G., The Gregorian Calendar, Scientific American, May 1982, p 144-152
Sharer, R.J., Traxler, L. P.,The ancient Maya, 6th Ed., Standford University Press (EEUU), ISBN: 0-8047-4817-9, (2006)
Thurston, H., Early Astronomy, Srpinger (New York), ISBN: 0-3879-4107-X, 1994.
van Laningham, I.,The Mayan Calendar, http://www.pauahtun.org/Calendar/Default.htm, consultado el 9 de octubre de 2010



Guillermo Giménez de Castro, protegido bajo Licencia Creative Commons. Última revisión: 16/03/2011


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